Aún resuena el eco de South Summit, la gran cita de la innovación y del emprendimiento que ha contado, en esta edición, con la presencia de más de 32.000 start-up de 120 países y que se celebró bajo el lema “Human for design”, dando a entender que la innovación que da forma al futuro del mañana está realizada por y para las personas. ¿Cuántas de las start-up que se citaron en el South Summit 2024 eran de Economía Social?
Se desconoce el dato, pero sospechamos que pocas, muy pocas. Lo que sí sabemos es que de las 1.074 empresas emergentes certificadas vigentes por el ENISA solo dos son empresas de Economía Social (fuente ENISA). Las razones de esa proporción tan baja, menos de un 0,2%, hay que encontrarlas en el gran desconocimiento que el ecosistema emprendedor tiene de la Economía Social.
La persona que va a emprender un proyecto o lanzar una start-up desconoce qué es la Economía Social, cuáles son sus fórmulas jurídicas y las razones que la convierten en generadora de crecimiento económico, empleo de calidad, gestión democrática y fuente de transformación e innovación social. Este hecho, además de ser constatado por instituciones representativas de la Economía Social como son la Federación de Cooperativas y de la Economía Social, FECOMA, y la Agrupación de Sociedades laborales de Madrid, ASALMA, durante su contacto y visitas a los viveros de empresas y a los centros de emprendimiento/ innovación, se constata también con datos.